Vista desde la media distancia, mientras camina por las calles de Madrid o desayuna en la cocina de su casa, Virginia parece una mujer confortablemente asentada en una vida que ella misma eligió después de años de aventuras: ahora tiene a Alex, un marido estupendo, dos hijas pequeñas que la adoran y un proyecto profesional que llena sus días.
Hace falta acercarse un poco más para descubrir en su mirada un hambre extraña, que no se sacia con besos y caricias al uso....